A partir de datos de casi medio millón de individuos, un
estudio europeo ha examinado la relación entre el consumo de frutas y verduras
y el riesgo de mortalidad y ha llegado a la conclusión de que comer desciende
el número de muertes, sobre todo las causadas por enfermedades
cardiovasculares. El análisis, publicado hace poco en la revista American
Journal of Epidemiology, ha sido dirigido por investigadores de diez países,
entre ellos España, en el marco del Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición
y Cáncer (EPIC).
Según los resultados, de los que se hace eco la agencia
SINC, el consumo combinado de frutas y verduras de más de 569 gramos al día
reduce el riesgo de mortalidad en un 10% y retrasa el fallecimiento en 1,12
años con respecto a un consumo inferior a 249 gramos diarios. Además, por cada
200 gramos diarios de incremento en el consumo de frutas y verduras, este
riesgo disminuye un 6% más. Y si toda la población que suele comer pocas frutas
y verduras aumentara su consumo entre
100 a 200 gramos al día –alcanzándose así las recomendaciones de 400 a 500
gramos al día–, la mortalidad se reduciría en un 2,9%.
Si hay que elegir, los mejores resultados se obtienen son
las verduras crudas. Según los investigadores, mientras que al considerar el
consumo de frutas por separado no se observó una reducción significativa del
riesgo, el consumo de verduras sí se asoció por sí solo con un menor riesgo de
mortalidad, sobre todo si se tomaban crudas. Según María José Sánchez Pérez,
coautora del estudio, un consumo elevado de verduras crudas implica un 16% de
reducción del riesgo de mortalidad.
La reducción del riesgo de mortalidad por el consumo de
frutas y verduras fue mayor en los participantes que consumían alcohol (en
torno a un 30-40% de reducción del riesgo) y en los obesos (20%).
Tal y como explican los autores, este efecto positivo probablemente sea debido a su alto contenido en antioxidantes, que actúan paliando el estrés oxidativo inducido por el alcohol, el tabaco y la obesidad.