
Según los investigadores, un incremento en el número de
fragmentos ARN durante el parto aumenta la posibilidad de que el feto sea
afectado por niveles bajos de oxígeno. La jefa del equipo científico que
desarrolló esta técnica, Claire Whitehead, dijo que con ella se puede prevenir
algunas de las 2.000 pérdidas fetales que se producen cada año en Australia.
"La mitad de los casos de pérdidas fetales ocurren porque el bebé no
recibe suficiente oxígeno y si somos capaces de identificarlos, entonces podremos
prevenir que mueran durante el parto", indicó.
Actualmente se está llevando a cabo las pruebas clínicas
en siete hospitales de Australia y Nueva Zelanda para validar el descubrimiento
y se espera que la nueva técnica de análisis sanguíneo pueda ser utilizada en
unos cinco años.
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