De todas las misiones espaciales no tripuladas que se han
realizado hasta ahora, la de la sonda japonesa 'Hayabusa' -entre los años 2003
y 2010- ha sido una de las más espectaculares. Fue la primera cuyo objetivo era
recoger muestras de un pequeño asteroide, el bautizado como 'Itokawa'.
A pesar de que el robot que llevaba a bordo, 'Minerva',
se perdió nada más aterrizar sobre la superficie del asteroide, la misión fue
todo éxito: la sonda pudo realizar fotografías muy detalladas de la roca,
posarse en su superficie y recoger polvo del asteroide. Después volvió a la
Tierra con su pequeño tesoro en forma de una ínfima cantidad de polvo que está
siendo aún analizada por los científicos.
El asteroide 'Itokawa' tiene una forma muy peculiar: un
cacahuete de poco más de medio kilómetro de longitud. Hace trece años, poco
antes del lanzamiento de Hayabusa, que un grupo de astrónomos inició un estudio
sobre el brillo y el giro de Itowaka y ahora, tras un detallado análisis,
concluyen que su peculiar forma se debe a las distintas densidades que hay en
su interior. No descartan así que su origen sea a partir del choque y fusión de
dos rocas más pequeñas.
El equipo de investigación midió la velocidad con la que
giraba el asteroide alrededor del astro Rey y sobre sí mismo. Con los
resultados comprobaron que la velocidad de rotación del asteroide Itokawa se
está acelerando ligeramente, de forma que su periodo de rotación se acorta de
0,045 segundos por año. Estos cambios se deben al Efecto YORP que consiste en
una alteración de la velocidad de giro del asteroide por el efecto de la
iluminación solar.
Por otro lado, al calcular los movimientos de los
asteroides con una precisión muy alta, este tipo de estudios podrían ayudar a
prever los riesgos de colisión de asteroides contra la Tierra.
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