Un equipo de científicos ha hallado en el río brasileño
Araguaia un ejemplar perteneciente a una nueva especie de delfín de río, uno de
los animales más extraños del planeta.
Se trata de la quinta especie en ser documentada, y la primera desde
1918. El hocicudo animal formaría parte de una pequeña población de 1.000
delfines que subsiste en la cuenca fluvial a pesar de la grave amenaza que
suponen las centrales hidráulicas.
Los investigadores
de la Universidad Federal del Amazona (Brasil) recogieron muestras de ADN de
delfines de los ríos Araguaia y Tocantins, y se percataron de que eran
distintas de todas las demás especies conocidas. El Inia araguaiaensis se
diferencia de sus parientes más cercanos en la morfología del cráneo y en que
tiene sólo 24 dientes por mandíbula frente a los 29 de otras especies. Los
expertos sitúan su aparición hace unos 2 millones de años, cuando se produjo la
separación de la cuenca del Araguaia-Tocantins del resto del sistema fluvial
del Amazonas y las inclemencias de la corriente asilaron a una parte de los
delfines.
Los cetáceos de
agua dulce poseen hocicos largos que les permiten atrapar peces entre las
raíces sumergidas y en el lodo del lecho del río, y se diferencian de los
delfines de agua salada en su tamaño, más reducido. Pueden ser además de
múltiples colores: blanco, rosa, amarillo, marrón, gris o negro.
Este estudio ha
puesto en evidencia el gran desconocimiento de la biodiversidad de la zona,
dado que estos mamíferos se encontraban fácilmente visibles, y la inconsciencia
de la grave amenaza a la que se exponen los animales autóctonos. De hecho, los
científicos han solicitado ya a la Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza la inclusión de esta especie en la Lista Roja de animales
potencialmente vulnerables.
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