viernes, 15 de noviembre de 2013

¿Cómo sabe nuestro cerebro si alguien está contento o triste?


¿Cómo sabe nuestro cerebro si alguien está contento o triste?
Nuestro cerebro detecta emociones en las caras de los demás gracias a la amígdala, una pequeña estructura con forma de almendra localizada en la parte más profunda del cerebro. Compuesta de núcleos de neuronas, su función principal es la de procesar y almacenar los recuerdo de experiencias emocionales que han dejado huella en las conexiones sinápticas. Para deducir que alguien está triste, nuestra memoria influye en mayor medida que los signos visibles en el rostro, según las últimas investigaciones.
Un grupo de neurocientíficos implantó electrodos en la amígdala de siete enfermos de epilepsia que estaban a punto de someterse a cirugía cerebral. Los investigadores registraron la actividad de 200 neuronas individuales y analizaron la forma en que estas respondían al estímulo visual del paciente mientras este observaba una serie de fotografías con rostros felices y tristes. El equipo encontró un subconjunto de células encargadas de discernir ambas emociones, incluso cuando estas eran identificadas de manera errónea.
Los resultados sugieren que las neuronas de la amígdala reconocen las emociones en las expresiones faciales de los demás en base a criterios subjetivos almacenados en nuestra memoria, más que atendiendo a las características visuales de las caras. Por lo tanto, cuando se trata de reconocer lo que sienten los demás a través de su rostro, lo que pensamos que vemos parece ser más importante que lo que vemos.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Asentamientos humanos en los Alpes ocho mil años atrás

[Img #16406]Las tierras altas, a 2.000 metros de altitud o más, son consideradas remotas y marginales. Muchos antropólogos, arqueólogos e historiadores han asumido que las sociedades antiguas tenían poco interés en esas áreas. Los resultados de un extenso estudio, presentado recientemente, muestran sin embargo evidencias de actividad humana, remontándose hasta 8.000 años atrás, en zonas a gran altitud de las laderas de los Alpes franceses.
El estudio, de catorce años de duración, en el Parque Nacional de Écrins, situado en los Alpes Meridionales, realizado por un equipo internacional dirigido por Kevin Walsh, arqueólogo de la Universidad de York en el Reino Unido, y por Florence Mocci del Centro Camille Jullian, dependiente del CNRS (el Centro Nacional francés para la Investigación Científica), es una de las investigaciones arqueológicas más detallas llevadas a cabo en zonas de gran altitud. Revela una historia de ocupación y actividad humana en una de las regiones más inhóspitas del mundo, desde el Mesolítico hasta el período postmedieval.
El trabajo realizado incluye excavaciones que han sacado a la luz una serie de cercados o recintos análogos para animales, así como refugios o viviendas para seres humanos, un conjunto al que se le considera ahora como una de las más complejas estructuras de la Edad de Bronce encontradas en Los Alpes.
Los hallazgos hechos en las excavaciones demuestran que el Ser Humano realizó en esas tierras actividades que modificaron el paisaje alpino, a través de la Edad del Bronce, la del Hierro, la era del Imperio Romano y la época medieval, constituyendo núcleos de población que pasaron de un estilo de vida típico de cazadores a otro más sofisticado basado en sistemas agrícolas y ganaderos, con actividades que incluían guiar ganado hacia los pastos alpinos estacionales, en la forma de pastoreo conocido como de trashumancia.
En el estudio también se han descubierto evidencias de campamentos de caza de la Edad de Piedra en las zonas de alta montaña del límite superior más allá del cual ya no crece vegetación boscosa, a 2.000 metros de altitud, e incluso más arriba, un entorno en el que tales cazadores fueron por lo visto capaces de afrontar las durísimas condiciones del entorno, sin ninguna de las comodidades y ayudas de que disponen los montañeros de nuestros días.
Otros hallazgos incluyen una punta de flecha de pedernal neolítica, encontrada nada menos que a 2.475 metros de altitud, a la que ahora se considera como la punta de flecha descubierta a mayor altitud en los Alpes.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una gigantesca nube de hidrógeno chocará contra la Vía Láctea

La Nube Smith es una serpiente gigante de hidrógeno que se encuentra en rumbo de colisión con la Vía Láctea.
Si bien las nubes de alta velocidad (CHV) como esta deberían desintegrarse cuando chocan con los discos de las galaxias de acuerdo a las leyes físicas, muchas veces continúan intactas. ¿A qué se debe esta supervivencia? Un grupo de científicos ha descubierto un campo magnético de fuerza en lo más profundo de Smith que sería la clave para resolver este misterio.
Los astrónomos, utilizando el telescopio Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) de la Fundación Nacional de Ciencia y el Robert C. Byrd Green Bank Telescope (GBT), han descubierto que este campo magnético puede protegerla cuando impacte con nuestra galaxia, evento que ocurrirá dentro de unos 30 millones de años.
La Gran Nube de Smith se precipita hacia la Vía Láctea a más de 150 kilómetros por segundos y cuando impacte, los astrónomos creen que supondrá el inicio de un espectacular estallido de nuevas estrellas, aunque primero debe sobrevivir a la colisión, a toda velocidad, contra el  halo de gas caliente ionizado que rodea la Vía Láctea.
“La atmósfera galáctica provoca que estas nubes de hidrógeno alcancen temperaturas superiores al millón de grados, lo que debería destruirlas antes de que llegaran al disco, donde se forman la mayoría de las estrellas. Pero no es así", comentó Alex Hill, astrónomo de la Comunidad Científica de Australia y de la Organización de Investigación Industrial (CSIRO).
Muchos cientos de CHV recorren nuestra galaxia, pero sus obituarios rara vez son producidos por su interactuación con la galaxia. Esto ha llevado a los astrónomos a considerar que las CHV son los bloques de construcción sobrantes de la formación de la formación de las galaxias o los restos salpicados producidos en un choque intergaláctico de hace miles de millones de años.
"Ahora hay poderosas razones para creer que los campos magnéticos pueden evitar su "quema" en el halo galáctico al igual que le sucede a un meteorito cuando arde al entrar en la atmósfera de la Tierra”, dijo Hill.
La Gran Nube de Smith parece estar desprovista de estrellas, por lo que la única manera de observarla es con radiotelescopios extremadamente sensibles. Si fuera visible a simple vista, la Gran Nube de Smith cubriría casi tanto cielo como la constelación de Orión. Cuando la nube de Smith finalmente se fusione con la Vía Láctea , se podría producir un anillo brillante de estrellas similares al que hay relativamente cerca de nuestro Sol, conocido como el Cinturón de Gould.


martes, 12 de noviembre de 2013

Diseñan una descarga eléctrica para rebajar la sensación de hambre

Médicos del Hospital General de Elche han diseñado una técnica pionera contra la obesidad a partir de una ligera e indolora descarga eléctrica en el abdomen, que provoca que el estómago se vacíe más lentamente y, a su vez, que haya una menor sensación de hambre.
Este sistema ha sido probado durante el último año y medio con resultados "sorprendentes" en medio centenar de pacientes, que experimentaron una pérdida media de peso a los tres meses de 8 kilogramos, según ha avanzado el coordinador del proyecto, Jaime Ruiz-Tovar, de la unidad de Cirugía Bariátrica del Servicio General y del Aparato Digestivo del centro ilicitano.
Para ello, se coloca una aguja en el abdomen y se aplica corriente eléctrica de poco voltaje que crea un arco reflejo artificial desde los nervios sensitivos de la piel del abdomen, lo que conduce a una pérdida de la sensación de apetito. "Después del tratamiento, los pacientes comían menos al sentarse delante del plato", ha destacado Ruiz-Tovar.
Este trabajo se inició a partir de otras técnicas en las que se observó que "cuando el estómago se estimula hace el efecto de vacío y provoca menos sensación de apetito", aunque el coordinador recuerda que este sistema siempre debe ir acompañado de una dieta hipocalórica adecuada para lograr los resultados esperados.
De esta manera, esta técnica no puede considerarse una alternativa a la cirugía de la obesidad, ya que la pérdida de peso no es suficiente para aquellos pacientes que presentan un gran exceso de peso. En cambio, sí puede ser una opción para personas que sufren de sobrepeso u obesidad moderada en el intento de alcanzar un peso ideal, siempre en paralelo a una dieta apropiada. El tratamiento se realiza semanalmente en la propia consulta del médico, en sesiones de 30 minutos durante un período de 12 semanas, y no requiere de ningún tipo de anestesia.
La mayoría de pacientes afirman que es indoloro y que tan sólo se percibe un leve cosquilleo en el punto de punción: "Aplicamos el estímulo máximo antes de la sensación de dolor", ha especificado Ruiz-Tovar. La media de pérdida del medio centenar de pacientes se sitúa en 8 kilogramos a los tres meses y, en todo caso, más del 75 por ciento de los usuarios perdió un mínimo de 5 kilogramos.
Además, una persona que sobrepasaba el 40 por ciento del Índice de Masa Corporal (IMC) -a partir de lo cual la obesidad se puede tratar en quirófano- llegó a perder 32 kilos, con lo que ha logrado evitar la intervención quirúrgica. Ruiz-Tovar ha relatado que aproximadamente la mitad de los pacientes con obesidad mórbida sometidos a dieta pierden de media dos kilos porque abandonan el régimen al poco tiempo al "no soportar el malestar que produce la sensación continua de hambre".
Con esta técnica, ha destacado, más del 90 por ciento de los pacientes cumple la dieta los tres meses y aseguran "no pasar apenas hambre". Ruiz-Tovar ha señalado que en España no se aplica ninguna técnica similar y que en el mundo sólo existen casos aislados de pacientes a los que se les ha aplicado una corriente eléctrica en el abdomen por otros motivos.
Los resultados preliminares de esta nueva técnica se publicarán próximamente en la revista internacional "Obesity Surgery", una de las más prestigiosas dentro del campo de la cirugía de la obesidad. Asimismo, el equipo de Elche pretende presentar los resultados en reuniones y congresos para favorecer el análisis de los efectos metabólicos que tiene esta pérdida de peso y su posible alteración hormonal e influencia sobre la diabetes, tensión o hipercolesterolemia. Este avance, ha continuado Ruiz-Tovar, no es patentable por ser un tratamiento médico, por lo que "cualquier clínica puede copiar la técnica".

lunes, 11 de noviembre de 2013

Los restos del satélite de observación de la Tierra GOCE caen al océano

Mapa gravitatorio elaborado con los datos de GOCE
Mapa gravitatorio elaborado por datos del GOCE

Tres cuartas partes del satélite de observación de la Tierra GOCE se han desintegrado durante su reentrada en la atmósfera. Aproximadamente el 25% de la nave, de unos 1.100 kilogramos, ha caído en el océano durante la pasada madrugada, como habían previsto, sin que afortunadamente se registraran daños.
Y es que durante algunas semanas hubo una cierta inquietud en la Agencia Espacial Europea (ESA) sobre dónde impactarían los restos de basura espacial procedentes de esta nave, que tenía una longitud de 5,3 metros y un metro de diámetro. Se quedó sin combustible el pasado 21 de octubre, como estaba programado, y durante las tres últimas semanas ha ido descendiendo de altitud hasta alcanzar la atmósfera terrestre.
Según ha informado la ESA, entre 100 y 150 toneladas de basura espacial vuelve a entrar en la atmósfera cada año. Desde que se lanzó el primer satélite (hace 56 años) se estima que 15.000 toneladas de chatarra espacial han regresado a la Tierra sin que se hayan registrado ningún herido por la caída de estas piezas.
Terminada su labor, es hora de hacer balance de la misión de GOCE (Gravity field and steady-state Ocean Circulation Explorer), que ha contado con un presupuesto de 350 millones de euros. Gracias a los datos recabados por esta sonda, que orbitaba a sólo 260 kilómetros de altura, los científicos han podido elaborar el mapa gravitacional de la Tierra más completo y con mejor resolución obtenido hasta ahora (el que se muestra en la imagen de la derecha) y les ha permitido estudiar la frontera entre el manto y la corteza terrestre (denominada Moho).