jueves, 14 de noviembre de 2013

Asentamientos humanos en los Alpes ocho mil años atrás

[Img #16406]Las tierras altas, a 2.000 metros de altitud o más, son consideradas remotas y marginales. Muchos antropólogos, arqueólogos e historiadores han asumido que las sociedades antiguas tenían poco interés en esas áreas. Los resultados de un extenso estudio, presentado recientemente, muestran sin embargo evidencias de actividad humana, remontándose hasta 8.000 años atrás, en zonas a gran altitud de las laderas de los Alpes franceses.
El estudio, de catorce años de duración, en el Parque Nacional de Écrins, situado en los Alpes Meridionales, realizado por un equipo internacional dirigido por Kevin Walsh, arqueólogo de la Universidad de York en el Reino Unido, y por Florence Mocci del Centro Camille Jullian, dependiente del CNRS (el Centro Nacional francés para la Investigación Científica), es una de las investigaciones arqueológicas más detallas llevadas a cabo en zonas de gran altitud. Revela una historia de ocupación y actividad humana en una de las regiones más inhóspitas del mundo, desde el Mesolítico hasta el período postmedieval.
El trabajo realizado incluye excavaciones que han sacado a la luz una serie de cercados o recintos análogos para animales, así como refugios o viviendas para seres humanos, un conjunto al que se le considera ahora como una de las más complejas estructuras de la Edad de Bronce encontradas en Los Alpes.
Los hallazgos hechos en las excavaciones demuestran que el Ser Humano realizó en esas tierras actividades que modificaron el paisaje alpino, a través de la Edad del Bronce, la del Hierro, la era del Imperio Romano y la época medieval, constituyendo núcleos de población que pasaron de un estilo de vida típico de cazadores a otro más sofisticado basado en sistemas agrícolas y ganaderos, con actividades que incluían guiar ganado hacia los pastos alpinos estacionales, en la forma de pastoreo conocido como de trashumancia.
En el estudio también se han descubierto evidencias de campamentos de caza de la Edad de Piedra en las zonas de alta montaña del límite superior más allá del cual ya no crece vegetación boscosa, a 2.000 metros de altitud, e incluso más arriba, un entorno en el que tales cazadores fueron por lo visto capaces de afrontar las durísimas condiciones del entorno, sin ninguna de las comodidades y ayudas de que disponen los montañeros de nuestros días.
Otros hallazgos incluyen una punta de flecha de pedernal neolítica, encontrada nada menos que a 2.475 metros de altitud, a la que ahora se considera como la punta de flecha descubierta a mayor altitud en los Alpes.

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