En otro avance más dentro del naciente campo de la
implantación artificial de recuerdos, un equipo de neurobiólogos, estudiando
cómo se forman los recuerdos naturales, ha conseguido crear recuerdos nuevos y
de contenido bien específico, a partir de experiencias reales, recurriendo para
su formación a la manipulación directa del cerebro.
Ni el objetivo que se persigue con esta nueva técnica ni
el grado de sofisticación de ésta discurren en la dirección de las técnicas
ficticias presentadas en novelas y películas de ciencia-ficción como por
ejemplo la célebre "Total Recall". En esa película de
ciencia-ficción, una empresa convierte en recuerdos los sueños más anhelados de
los clientes; lo más parecido a hacer realidad esos sueños; si alguien desea
viajar a Marte, tendrá recuerdos de haberlo hecho, tan intensos y detallados
como si lo hubiera vivido de verdad.
El objetivo de la nueva técnica es resolver problemas de
memoria y de aprendizaje, algo muy necesario y que potencialmente podría
mejorar mucho la calidad de vida de las personas con problemas de esa clase.
La técnica es fruto de la labor de investigación y
desarrollo del equipo de Norman Weinberger, Alexandre A. Miasnikov y Kasia
Bieszczad, de la Universidad de California en Irvine.
En experimentos recientes, el grupo ha mostrado que es
viable crear recuerdos nuevos y específicos mediante un tipo de alteración
directa de células cerebrales en la corteza cerebral. Que se sepa, ésta es la
primera evidencia de que mediante esta clase de manipulación directa de la
corteza se pueden grabar recuerdos en el cerebro.
Lo que se pretende con esta técnica no es implantar
recuerdos falsos, sino asegurar que se forma un recuerdo de aquello que se
considere importante recordar. De manera natural, podemos recordar cosas; esa
es la base del aprendizaje. Pero también olvidamos muchas cosas que querríamos
recordar. Y la situación es más grave para algunas personas con ciertas
carencias. La técnica del equipo de Weinberger podría remediar el problema o al
menos mitigarlo. El concepto, probado en roedores, consiste en que cuando se
está percibiendo sensorialmente aquello de lo que se desea forjar un recuerdo,
hay que estimular la actividad de una región cerebral conocida como núcleo
basal de Meyner, liberándose así acetilcolina, una sustancia química que
interviene de manera decisiva en la formación de recuerdos. Este procedimiento
incrementa la cantidad de células cerebrales que participarán en la
conservación del recuerdo. En líneas generales, a mayor cantidad de neuronas,
mejor se afianza el recuerdo.
Los recuerdos creados con la ayuda de este proceso
artificial tienen las mismas características que los recuerdos naturales, y son
igual de duraderos.
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