Médicos del Hospital General de Elche han diseñado una
técnica pionera contra la obesidad a partir de una ligera e indolora descarga
eléctrica en el abdomen, que provoca que el estómago se vacíe más lentamente y,
a su vez, que haya una menor sensación de hambre.
Este sistema ha sido probado durante el último año y
medio con resultados "sorprendentes" en medio centenar de pacientes,
que experimentaron una pérdida media de peso a los tres meses de 8 kilogramos,
según ha avanzado el coordinador del proyecto, Jaime Ruiz-Tovar, de la unidad
de Cirugía Bariátrica del Servicio General y del Aparato Digestivo del centro
ilicitano.
Para ello, se coloca una aguja en el abdomen y se aplica
corriente eléctrica de poco voltaje que crea un arco reflejo artificial desde
los nervios sensitivos de la piel del abdomen, lo que conduce a una pérdida de
la sensación de apetito. "Después del tratamiento, los pacientes comían
menos al sentarse delante del plato", ha destacado Ruiz-Tovar.
Este trabajo se inició a partir de otras técnicas en las
que se observó que "cuando el estómago se estimula hace el efecto de vacío
y provoca menos sensación de apetito", aunque el coordinador recuerda que
este sistema siempre debe ir acompañado de una dieta hipocalórica adecuada para
lograr los resultados esperados.
De esta manera, esta técnica no puede considerarse una
alternativa a la cirugía de la obesidad, ya que la pérdida de peso no es
suficiente para aquellos pacientes que presentan un gran exceso de peso. En
cambio, sí puede ser una opción para personas que sufren de sobrepeso u
obesidad moderada en el intento de alcanzar un peso ideal, siempre en paralelo
a una dieta apropiada. El tratamiento se realiza semanalmente en la propia
consulta del médico, en sesiones de 30 minutos durante un período de 12
semanas, y no requiere de ningún tipo de anestesia.
La mayoría de pacientes afirman que es indoloro y que tan
sólo se percibe un leve cosquilleo en el punto de punción: "Aplicamos el
estímulo máximo antes de la sensación de dolor", ha especificado Ruiz-Tovar.
La media de pérdida del medio centenar de pacientes se sitúa en 8 kilogramos a
los tres meses y, en todo caso, más del 75 por ciento de los usuarios perdió un
mínimo de 5 kilogramos.
Además, una persona que sobrepasaba el 40 por ciento del
Índice de Masa Corporal (IMC) -a partir de lo cual la obesidad se puede tratar
en quirófano- llegó a perder 32 kilos, con lo que ha logrado evitar la
intervención quirúrgica. Ruiz-Tovar ha relatado que aproximadamente la mitad de
los pacientes con obesidad mórbida sometidos a dieta pierden de media dos kilos
porque abandonan el régimen al poco tiempo al "no soportar el malestar que
produce la sensación continua de hambre".
Con esta técnica, ha destacado, más del 90 por ciento de
los pacientes cumple la dieta los tres meses y aseguran "no pasar apenas
hambre". Ruiz-Tovar ha señalado que en España no se aplica ninguna técnica
similar y que en el mundo sólo existen casos aislados de pacientes a los que se
les ha aplicado una corriente eléctrica en el abdomen por otros motivos.
Los resultados preliminares de esta nueva técnica se
publicarán próximamente en la revista internacional "Obesity
Surgery", una de las más prestigiosas dentro del campo de la cirugía de la
obesidad. Asimismo, el equipo de Elche pretende presentar los resultados en
reuniones y congresos para favorecer el análisis de los efectos metabólicos que
tiene esta pérdida de peso y su posible alteración hormonal e influencia sobre
la diabetes, tensión o hipercolesterolemia. Este avance, ha continuado Ruiz-Tovar,
no es patentable por ser un tratamiento médico, por lo que "cualquier
clínica puede copiar la técnica".
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