No hace falta realizar cambios tan drásticos en la forma
de vida como los que hizo Maribel para obtener beneficios de esta práctica
milenaria que gana adeptos en todo el mundo y que también ha despertado la
atención de la neurociencia y la medicina por su impacto en la salud, física y
mental.
La traducción a la cultura occidental de estas técnicas
de meditación inspiradas en la tradición budista se denomina mindfulness, que
quiere decir atención plena y consciente en el presente, sin condicionamiento o
enjuiciamiento, para intentar calmar la mente. Centrarse en el aquí y ahora.
«Por un lado, dentro del budismo hay diferentes áreas que
se trabajan a nivel mental y mindfulness es una de ellas. Por otro lado se está
convirtiendo también en un término que designa tanto a la nueva ola de
investigación científica, como a la traducción a nuestra cultura de estas
prácticas. Es decir, es como un paraguas que agrupa un conjunto de técnicas en
las que no sólo se practica mindfulness, también la compasión con uno mismo y
con los demás», aclara Gustavo G. Diex, director de Nirakara, Mindfulness &
Yoga Institute.
Diex, que practica meditación y yoga desde los 15 años
(ahora tiene 33), se muestra sorprendido por el boom que están viviendo estas
técnicas en nuestro país, donde hasta hace poco sólo algunos nombres, como
Ramiro Calle, habían logrado la atención del público: «Es un fenómeno que
ocurre siempre cuando algo es necesario para la sociedad», afirma Diex, que
cree que «en España hay muchas personas necesitadas de técnicas y prácticas que
les permitan entrar en contacto con ellos mismos».
«Vivimos atados a múltiples preocupaciones y con un nivel
de estrés muy grande que, por lo general, no es debido a situaciones reales. No
es que tengamos un león al lado que nos vaya a comer. Casi siempre nos generan
estrés cosas imaginarias que nos creemos. Como si estuviéramos soñando y no nos
diéramos cuenta. Es una proyección de futuro constante que nos arrastra»,
reflexiona Diex.
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