miércoles, 27 de noviembre de 2013

Meditación para calmar la mente

Durante años Maribel González trabajó en un prestigioso bufete de abogados, donde acumulaba tanto éxito profesional como estrés: «Me iba fenomenal pero era bastante infeliz», recuerda esta ex letrada de 40 años reconvertida en instructora de cursos de yoga y meditación. Y es que, tras darse cuenta de que algo faltaba en su vida, decidió abandonar su carrera y viajar a India, donde trabajó como voluntaria en centros de atención a personas moribundas y profundizó en la meditación: «A mí me ha transformado la vida. No ha cambiado el mundo exterior, que sigue siendo el mismo, sino el interior. Dejé de ser una persona superestresada, con muchísima ansiedad, con infelicidad, o mejor dicho, insatisfacción crónica, porque tenía de todo».
No hace falta realizar cambios tan drásticos en la forma de vida como los que hizo Maribel para obtener beneficios de esta práctica milenaria que gana adeptos en todo el mundo y que también ha despertado la atención de la neurociencia y la medicina por su impacto en la salud, física y mental.
La traducción a la cultura occidental de estas técnicas de meditación inspiradas en la tradición budista se denomina mindfulness, que quiere decir atención plena y consciente en el presente, sin condicionamiento o enjuiciamiento, para intentar calmar la mente. Centrarse en el aquí y ahora.
«Por un lado, dentro del budismo hay diferentes áreas que se trabajan a nivel mental y mindfulness es una de ellas. Por otro lado se está convirtiendo también en un término que designa tanto a la nueva ola de investigación científica, como a la traducción a nuestra cultura de estas prácticas. Es decir, es como un paraguas que agrupa un conjunto de técnicas en las que no sólo se practica mindfulness, también la compasión con uno mismo y con los demás», aclara Gustavo G. Diex, director de Nirakara, Mindfulness & Yoga Institute.
Diex, que practica meditación y yoga desde los 15 años (ahora tiene 33), se muestra sorprendido por el boom que están viviendo estas técnicas en nuestro país, donde hasta hace poco sólo algunos nombres, como Ramiro Calle, habían logrado la atención del público: «Es un fenómeno que ocurre siempre cuando algo es necesario para la sociedad», afirma Diex, que cree que «en España hay muchas personas necesitadas de técnicas y prácticas que les permitan entrar en contacto con ellos mismos».
«Vivimos atados a múltiples preocupaciones y con un nivel de estrés muy grande que, por lo general, no es debido a situaciones reales. No es que tengamos un león al lado que nos vaya a comer. Casi siempre nos generan estrés cosas imaginarias que nos creemos. Como si estuviéramos soñando y no nos diéramos cuenta. Es una proyección de futuro constante que nos arrastra», reflexiona Diex.

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