domingo, 17 de noviembre de 2013

Filipinas sitúa en 3.600 el número de muertos tras el paso del tifón 'Yolanda'

Las autoridades filipinas situaron ayer en torno a 3.600 el número de víctimas del paso del supertifón 'Yolanda', horas después de que la ONU elevase este número a los 4.400.
El tifón provocó en Filipinas al menos 12 millones de afectados, según los últimos datos transmitidos por el Gobierno de Manila a la ONU, informó la organización.
"La último información recibida del Gobierno filipino es que el número de afectados asciende a casi 12 millones, de los que 920.000 son desplazados, y el Gobierno reporta que 4.460 personas han muerto por el desastre", dijo un portavoz de Naciones Unidas, Farhan Haq.
Según indicó ante la prensa en la sede de Naciones Unidas, el secretario general, Ban Ki-moon, está en contacto permanente con la coordinadora de Asuntos Humanitarios de la ONU, Valerie Amos, quien sigue en el país asiático.
Ambiente desolador en FilipinasBan está especialmente preocupado por la situación de decenas de miles de personas que sufren aún los embates del mal tiempo y dijo que la ONU y la comunidad internacional hacen "todo lo posible" para acelerar la llegada de asistencia a los afectados, según Haq.
Amos ha comunicado a Ban que entre los principales retos que hay sobre el terreno están los "problemas logísticos" que dificultan la movilización de la ayuda de emergencia y los cortes en el suministro eléctrico y de combustible en amplias zonas del país.
El Gobierno del presidente Benigno Aquino ha asegurado que la mayoría de las carreteras están ya limpias de escombros en torno a Tacloban, el lugar donde el paso del tifón fue más destructivo, y que han restablecido la seguridad con el despliegue de más de un millar de soldados apoyados con carros blindados.
La situación continúa siendo angustiosa para muchas víctimas en Tacloban, donde los cadáveres se descomponen en las calles o en un tanatorio improvisado junto al Ayuntamiento devastado por el tifón, que llegó a esa ciudad con vientos de hasta 315 kilómetros por hora.
En otras áreas más remotas en Leyte o en la isla de Samar las situación es aún más precaria, con supervivientes que todavía no han visto los suministros de comida y agua que reparten las ONG y los soldados filipinos y de Estados Unidos.

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