Existe un
intrincado debate acerca de qué mide exactamente el cociente intelectual. Un
grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) se propuso
demostrar la influencia de la motivación en los resultados de las pruebas, ya
que los niños que se someten a los test suelen ser duramente instruidos para
sacar todo su potencial. Estudios previos habían planteado ya la idea de que un
incentivo monetario favorecía la obtención de una mayor puntuación.
Partiendo de esta premisa, el equipo ofreció una suma de
dinero (menor de 10 dólares en un caso, y mayor en otro) a dos grupos de niños
que se iban a someter a la prueba. Sus puntuaciones mostraron una variación de
0,64, que equivaldría a casi 10 puntos más sobre 100 en la escala del test. Por
otro lado, el IQ de los niños que contaban con recibir una recompensa monetaria
mayor se incrementó hasta en 20 puntos, frente al tímido aumento del de los
niños del otro grupo.
El estudio ha concluido que los test de inteligencia
miden mucho más que la inteligencia “nativa”: miden la perseverancia de los
sujetos para superar la prueba en sí misma. No obstante, los científicos
recuerdan que la motivación no compromete la inteligencia, ya que, por ejemplo,
un bajo rendimiento escolar no implica unas malas notas.
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