Tal y como han demostrado investigaciones previas,
consultar las etiquetas de información nutricional de los productos al hacer la
compra previene el sobrepeso. Sin embargo, no cabe tampoco obsesionarse con la
ingesta calórica diaria recomendada (unas 2.000 calorías), ya que depende del
peso y de cuán activo es uno físicamente. Es conveniente además diferenciar
entre las grasas (sobre todo las saturadas y las trans) y los azúcares, puesto
que estos segundos son la mitad de calóricos y no tan nocivos para la salud.

El azúcar goza de muy mala fama al ser considerado un
alimento hipercalórico y prohibido en la mayoría de las dietas adelgazantes. La
doctora Gómez Candela, sin embargo, afirma que el azúcar se comporta como
cualquier otro carbohidrato aportando cuatro calorías por gramo y que no existe
evidencia científica que asocie su consumo con el desarrollo de la obesidad. A
su juicio, lo que realmente se relaciona con la obesidad es un balance
energético positivo, es decir, con una ingesta energética superior a los
requerimientos del organismo, lo que es relativamente frecuente por la falta de
ejercicio físico. En definitiva, el azúcar no es en modo alguno el causante
exclusivo del exceso calórico.
Según los autores del trabajo, culpar a este alimento de
la acumulación de grasa en el cuerpo y suprimirlo por completo de la dieta al
tiempo que mantenemos el sedentarismo y otras malas prácticas solo servirá para
agravar nuestra salud.
Fuente: http://www.muyinteresante.es/salud/articulo/el-azucar-no-tiene-la-culpa-del-sobrepeso-391398853658
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