Además de hacer posible la vida en la Tierra, el Sol
genera una lluvia continua de protones y otras partículas a altísimas energías
que bombardean la Tierra. Durante décadas se ha especulado con la posibilidad
de que esas partículas pudiesen producir agua cuando impactan contra el polvo
interplanetario, diminutas motas de minerales conocidos como silicatos.
Un estudio publicado recientemente en PNAS aporta la
respuesta. El Sol trae agua a la Tierra. Sus autores han recogido muestras de
polvo interplanetario de la estratosfera terrestre y han demostrado que en sus
aristas se acumulan diminutas cantidades de agua. Esto, señalan, muestra que el
viento solar al contacto con los minerales sigue trayendo agua a la Tierra.
Los expertos apuntan que este fenómeno depende de la
radiación solar. También del polvo interplanetario. Cada año, a la Tierra
llegan entre 30.000 y 40.000 toneladas de polvo. Y los autores del trabajo
resaltan que este proceso pudo ser más acentuado en otras épocas. El mismo
fenómeno puede ser responsable de generar agua en la Luna o en los asteroides.
El trabajo también abre la puerta a que esté pasando lo mismo en otros planetas,
donde el agua podría estar llegando gracias al viento solar. Y, al igual que en
la Tierra, la existencia de agua es un paso previo y fundamental a que se
desarrolle la vida.
Confirmar que el Sol trae agua a la Tierra no ha sido
fácil. Para recoger el polvo interplanetario, el equipo de Hope Ishii, del
Laboratorio Nacional Lawrence Livermore ha tenido que recurrir a un avión de la
NASA. El aparato llevaba bajo las alas unos plásticos impregnados con aceite,
con los que subió hasta la estratosfera, una capa de la atmósfera que se
extiende entre los 13 y los 50 kilómetros de altura y desde la que el austriaco
Felix Baumgartner saltó el año pasado rompiendo la barrera del sonido. En esas
telas quedaron impregnadas las partículas de silicato en las que el equipo de
Ishii ha encontrado agua.
La científica apunta que el polvo también contiene
carbono, otro elemento clave para la vida. ¿Y si los ingredientes fundamentales
para que esta existiera fueran generados por el viento solar? Es una
posibilidad real, dice la autora. La llegada de polvo “bien pudo haber actuado
como una lluvia continua de pequeños recipientes que contenían el agua y los
compuestos orgánicos que se necesitan para el origen de la vida”, ha explicado
a Space.com. Y eso es exactamente lo que aún sucede en la Tierra y posiblemente
en muchos otros lugares del sistema solar, según ha demostrado ahora su
estudio.
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