Un estudio realizado por Paul Thompson, investigador de
la Universidad de California, apunta a que la obesidad puede reducir el tamaño
del cerebro en los ancianos, haciéndolos más vulnerables a la demencia.
Tras analizar a 94 sujetos que superaban los setenta años
de edad, Thompson observó que el cerebro de los obesos parecía 16 años más
"viejos" que el de sus compañeros más delgados. Sus resultados
indican que los ancianos con mayor índice de masa corporal (IMC) tienen también
un cerebro más pequeño, en concreto un 8% más reducido que el de sujetos con un
peso normal. Y que la pérdida de masa cerebral se produce fundamentalmente en
el lóbulo temporal y el lóbulo frontal, con un importante papel en la
planificación y la memoria, respectivamente.
Thompson sugiere que a medida que aumenta la grasa
corporal es más probable que existan arterias obstruidas, lo que reduce la
llegada de oxígeno y sangre a las neuronas del cerebro. La buena noticia,
añade, es que hacer ejercicio intenso puede "salvar" la misma cantidad
de tejido cerebral que se pierde a causa de la obesidad. Sus conclusiones se
publican en la revista Human Brain Mapping.
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