Las anémonas de mar muestran un paisaje genómico
sorprendentemente similar al genoma humano, pero también ostentan mecanismos
reguladores parecidos a los de las plantas. Así se ha comprobado en un análisis
genético minucioso.
El equipo de Ulrich Technau, biólogo evolutivo y del
desarrollo en la Universidad de Viena en Austria, ha descubierto que las
anémonas de mar muestran un paisaje genómico con una complejidad de elementos
reguladores parecida a la de la mosca de la fruta y otros muchos animales. Esto
sugiere que este principio de la regulación genética tiene no menos de 600
millones de años, y que se remonta al ancestro común de humanos, moscas y
anémonas de mar. Por otro lado, las anémonas de mar son más parecidas a las
plantas que a los vertebrados o insectos en su regulación de la expresión de
los genes mediante los ARNs reguladores cortos llamados microARNs.
Mientras que los genes constituyen, en cierto sentido,
las palabras del lenguaje de la genética, ciertos elementos reguladores se
emplearían como la gramática. Estos elementos reguladores se correlacionan con
ciertas modificaciones bioquímicas epigenéticas de las histonas, proteínas que
conforman estructuras a modo de carretes en las que el ADN se enrolla,
conformando la cromatina.
Con la ayuda de una sofisticada técnica molecular, el
equipo de investigación ha conseguido identificar elementos regulatorios del
tipo citado revisando a tal fin el genoma completo de la anémona de mar, y
comparar los datos con los de conjuntos y configuraciones de elementos
regulatorios en organismos más complejos.
Dado que todo apunta a que este principio de regulación
genética compleja ya estaba presente, como se ha dicho, hace 600 millones de
años, cuando vivía el ancestro común de humanos, moscas y anémonas de mar,
resulta evidente que dicho principio regulatorio es muy importante para la
vida, tanto como para haber sido mantenido por la evolución durante tan largo
periodo de tiempo.
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